La vacunación no tiene edad. Pero pocas personas mayores lo saben, ya que no son muchos los que se deciden a seguir las recomendaciones en este ámbito. Las vacunas son uno de los mayores avances terapéuticos ideados para prevenir enfermedades graves y potencialmente mortales, así como uno de los mayores progresos conseguidos en salud pública. Aunque pocos progenitores dudan en ponérselas a sus hijos durante los primeros años de vida, al llegar la madurez, muchos subestiman sus ventajas. De manera que son pocos los que conocen la utilidad y beneficios de las vacunas a su edad y, menos aún, los que deciden ponérselas.
La edad es un factor de riesgo añadido en el desarrollo de infecciones graves que, incluso, pueden tener un desenlace fatal. Al cumplir años, se produce un envejecimiento del sistema inmune, de manera que este se encuentra adormecido, y produce respuestas lentas y perezosas. La vacunación en los mayores es de vital importancia ya que sino puede originar que las infecciones sean mucho más frecuentes y sus complicaciones asociadas peores.
Por estas razones, el Grupo de Expertos en Vacunas de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) aconseja, a partir de los 60 años, la vacunación antigripal, la antineumocócica y la antitetánica, financiadas en España, y la del herpes zóster, que aún no está disponible de forma gratuita y universal. Todas han demostrado ser seguras, eficaces y tener una muy buena relación coste-efectividad.
Consejos sobre vacunación en personas mayores:
- Ser conscientes de los cuidados que se deben tener para prevenir la gripe en mayores, pero posponer la vacunación antigripal y antineumocócica mientras se esté pasando una enfermedad aguda, moderada o severa.
- Las personas con antecedentes de síndrome de Guillain-Barré deben vigilarse durante las seis semanas posteriores a la administración de una dosis de la vacuna antigripal.
- No vacunarse si hay antecedentes de reacciones anafilácticas a las vacunas citadas o a cualquiera de sus componentes (como la proteína del huevo en la vacuna antigripal).
- La vacuna antineumocócica debe administrarse ante un diagnóstico de VIH lo más precozmente posible; dos semanas antes de iniciar un tratamiento inmunosupresor o de una extirpación programada del bazo.
- Se debe tener en cuenta el tratamiento y prevención de la nuemonía en mayores, pero es importante no vacunarse frente al neumococo hasta tres meses después de haber finalizado un tratamiento de quimioterapia o radioterapia por cáncer.