¿Quieres conocer los mejores consejos sobre cuidados de la piel en el adulto mayor? ¡Sigue leyendo y no pierdas detalle!
La piel cambia con la edad. A medida que pasan los años, se vuelve más delgada y vulnerable. Aparecen manchas y se forman apéndices cutáneos. Los moratones aparecen con más facilidad y las heridas o arañazos tardan más tiempo en curarse.
Por ello, el cuidado de la piel en la tercera edad es crucial para conservar sus cualidades y evitar el envejecimiento prematuro y las arrugas. En este artículo analizamos cómo se comporta la piel en la tercera edad, cómo llevar a cabo la hidratación y nutrición cutánea en las personas mayores, especialmente según la época del año, y rutinas de cuidado diario de la piel en residencias de mayores. ¡Vamos allá!
Así se comporta la piel en la tercera edad
El cuidado de la piel es esencial durante toda nuestra etapa vital. Sin embargo, alcanzados los 60 años, se debe extremar el cuidado cutáneo de los adultos mayores, ya que su piel es más sensible y va perdiendo la facultad de protegerse frente a factores externos. Es importante recordar que el cuidado de la piel influye directamente en la salud, bienestar y calidad de vida.
A veces pueden aparecer síntomas que indiquen que no estamos prestando la atención necesaria a nuestra salud cutánea como, por ejemplo, la aparición de manchas en la piel. Puede ser normal encontrar estas manchas en la tercera y cuarta edad, pero un exceso de manchas puede indicar que no hemos tomado las precauciones necesarias durante los últimos años.
La piel presenta una estructura compleja formada por dos capas diferentes: la epidermis y la dermis. Así, los cambios en la piel son más sensibles y visibles con el envejecimiento, principalmente porque la capa externa de la piel deseca y adelgaza, lo cual provoca cambios del tejido que reducen su elasticidad y resistencia.
Además, también hay que tener en cuenta que la renovación de la piel en adultos mayores supone un proceso mucho más lento en comparación con los jóvenes o adultos. La pérdida de colágeno, la disminución del grosor y la vascularización, ralentizan o impiden, en muchos casos, una pronta recuperación.
Hidratación y nutrición cutánea en las personas mayores
La importancia del cuidado de la piel también se relaciona con el hecho de que este órgano controla la temperatura corporal y la hidratación, además de intervenir en el metabolismo y contribuir en la síntesis de vitamina D3.
No obstante, sabemos que cada piel es un mundo, ya que cada persona tiene un tipo de piel muy particular. Así, dependiendo de sus características, la piel reacciona de forma distinta a los cuidados y productos que apliquemos.
El principal ingrediente para mantener tu piel hidratada es beber suficiente agua. Esta es la forma más natural, rápida y eficiente de mantener tu piel hidratada. Lo ideal es tomar agua natural y fresca, sin edulcorante ni saborizantes. También es importante evitar las aguas de sabores no naturales. Si no es posible beber suficiente agua, siempre se pueden añadir infusiones y algunas frutas, pero sin licuar, evitando todo lo posible los refrescos azucarados.
Preparar tus propias cremas caseras con aceites naturales y vitaminas adicionales y usar jabones naturales y suaves son otras formas aconsejables para la hidratación de nuestra piel. En verano e invierno, también resulta fundamental evitar el exceso de horas de exposición solar y los baños con agua excesivamente caliente, ya que solo favorecerán la deshidratación de nuestra piel.
Del mismo modo, es importante tener presentes una serie de sugerencias para una dieta rica en nutrientes beneficiosos para la piel. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes es esencial para mantener nuestra piel saludable, radiante y así evitar afecciones. Por ejemplo, la vitamina E, C y B2 o los minerales, entre otros antioxidantes, las grasas saludables y el agua son elementos positivos que nos ayudan a reparar y prevenir el deterioro de la piel. Además, los ácidos grasos omega 3, presentes en pescados, mariscos y frutos secos son alimentos claves en la regulación de la vasodilatación y vasoconstricción que pueden determinar la afluencia de nutrientes a la piel.
En el lado opuesto encontraríamos los alimentos poco saludables que toda dieta debe evitar, como pueden ser los productos de bollería industrial, comida rápida, bebidas azucaradas y otros alimentos procesados ricos en azúcares, grasas saturadas y sal.
Cuidados de la piel en el adulto mayor según cada estación
Las necesidades y el comportamiento de nuestra piel cambian en función de la estación del año en que nos encontramos. Por ello, resulta ideal aplicar los cuidados necesarios durante todo el año, con rutinas específicas para cada estación.
Cómo cuidar la piel en verano
Con la llegada del verano solemos estar expuestos más horas al sol, para realizar actividades al aire libre. Aunque todos sabemos lo importante que es evitar la exposición solar en las horas centrales del día, es imprescindible utilizar una buena protección solar y prevenir los efectos nocivos de la radiación ultravioleta procedente del sol. El calor afecta a los mayores en su estado de salud y por ello es fundamental estar en preaviso ante un posible golpe de calor. Asimismo, también hay que evitar la deshidratación en personas mayores, bebiendo agua con frecuencia y evitando espacios y ambientes muy secos.
Comprobar el estado de la piel en otoño
Una vez pasada la temporada de sol por excelencia, es momento de evaluar nuestra piel y controlar si ha habido algún cambio en manchas o lunares. Si es así, lo más importante es acudir al dermatólogo para que haga un diagnóstico de las posibles lesiones de la piel. También hay que seguir con nuestra rutina diaria de hidratación y cuidado cutáneos, incorporando más nutrientes o vitaminas en caso necesario.
Cuidados de la piel durante la primavera
En los primeros meses del año es fundamental usar fotoprotectores todos los días, pero aún más importante en primavera, cuando ya disfrutamos de un mayor número de horas de sol, pero no consideramos que sea peligroso por no ir a la playa o tomar el sol de forma explícita. Sin embargo, utilizando diariamente protectores solares estaremos preparando al máximo nuestra piel para contrarrestar los efectos negativos de los rayos ultravioletas.
Rutinas de cuidados cutáneos en invierno
Además de los cuidados habituales diarios de hidratación, revitalización y fotoprotección, en invierno es importante preparar la piel a fondo para protegerla del frío y de la sequedad. Por ello es importante hidratar en profundidad cara, cuello, manos y escote. Asimismo, aquellas personas que tengan la piel muy sensible a los cambios de temperatura del frío al calor y viceversa, que se manifiestan por el contacto de la piel con ambientes de calefacciones potentes, deben usar siempre cremas y productos específicos para pieles sensibles.
Rutina de cuidado diario en nuestras residencias: consejos de nuestros expertos
Desde el grupo de residencias de mayores Amavir somos conscientes de la importancia de los cuidados de la piel en todas las etapas de la vida, pero especialmente en esta. Por ello, ofrecemos rutinas y cuidados especiales para nuestros mayores, compartiendo además con las familias consejos para mantener la piel sana y en óptimas condiciones durante todo el año.
- Hidratación y alimentación saludable. Una de las recomendaciones más relevantes es mantener una alimentación saludable y rica en nutrientes. A la hora de pensar en la importancia del cuidado de la piel son clave determinados alimentos, como las verduras, frutas, proteínas magras y legumbres. Además, la ingesta de agua adecuada ayuda a mantener la piel sana.
- Proteger la piel del sol. Otra recomendación para el cuidado de la piel en adultos mayores es protegerla del sol todos los días, ya que la exposición constante puede provocar y acelerar la aparición de manchas y arrugas, además de ser una de las principales causas de cáncer en la piel. Es importante evitar salir a la calle en los horarios en que la radiación es más intensa. También, usar protección solar durante todo el año, buscar y refugiarse en lugares con sombra y usar prendas de ropa que protejan el sol.
- Controlar el estrés y la ansiedad. Con el envejecimiento, la piel suele volverse más sensible, especialmente en casos de mucho estrés, ansiedad o nervios. Para evitar los problemas asociados a ello (brotes de acné, manchas o sarpullidos) es importante procurar un descanso suficiente de 7 a 8 horas y de calidad, hacer ejercicio con regularidad, respirar profundamente y disfrutar de actividades recreativas.
- Limpieza y cuidado diario. Otra clave del cuidado de la piel en ancianos es la limpieza y la manera de realizarla. Para ello, conviene tener en cuenta algunas recomendaciones, como limitar la duración del baño o ducha (un tiempo excesivo puede eliminar los aceites naturales de la piel) y utilizar siempre agua tibia; secar la piel con pequeños golpes de absorción y no arrastrar o presionar demasiado sobre la zona; y humedecer la piel seca con cremas especiales prescritas por médicos especialistas.
En definitiva, la acción preventiva y la rutina constante de cuidados son pilares básicos para mantener una piel sana y fortalecida frente a factores externos y al paso del tiempo. La piel constituye el órgano más grande del cuerpo y su mantenimiento influye directamente en la salud y bienestar de nuestros mayores.