Agus, un cariñoso beagle de un año, y Barry, un cachorro mezcla de bulldog muy amistoso, han convivido con los usuarios del centro de día y los residentes de Amavir El Encinar del Rey.
La residencia de mayores Amavir El Encinar del Rey, en Valladolid, ha puesto en marcha “¿Nos echamos una pata?”, una iniciativa para que los usuarios del centro convivan con animales en situación de acogida hasta que le encuentren un hogar definitivo. Se trata de un proyecto pionero, puesto en marcha en diciembre de 2023, y fruto de un acuerdo de colaboración entre la residencia y el Centro de Protección Animal del Ayuntamiento de Valladolid.
Durante estos primeros meses de experiencia, los mayores han tenido la oportunidad de convivir y compartir momentos entrañables con Agus, un beagle de un año muy bueno y cariñoso, y con Barry, un mestizo de bulldog de nueve meses, también muy sociable y amistoso. Ambos han sido ya acogidos por una familia y, en los próximos días, llegará un nuevo perrito a la residencia.
Terapia bidireccional con beneficios para todos
El primer paso para poner en marcha esta iniciativa es la selección, por parte de la veterinaria y del adiestrador del Centro de Protección municipal, de un perro con un perfil muy definido, que sea óptimo para la convivencia en la residencia. Deben ser perros tranquilos, de tamaño medio (ni muy grandes ni muy pequeños para que no supongan un obstáculo ni un peligro para los residentes), que se adapten bien a las personas y sean relativamente tranquilos.
A través de esta iniciativa se pone en práctica una terapia bidireccional tanto para los residentes como para el propio animal, puesto que ambos se benefician de su mutua compañía. “Es asombrosa la rápida aceptación y el entusiasmo que han presentado nuestros mayores al convivir con Agus y Barry. Es una experiencia muy enriquecedora y positiva, que genera grandes beneficios a nivel emocional para todos”, ha señalado Vicky García, terapeuta ocupacional de Amavir El Encinar del Rey y una de las impulsoras del proyecto.
De este modo, la convivencia facilita una interacción diaria con los casi 200 residentes y usuarios de centro de día. Dicha interacción no solo aporta beneficios físicos y emocionales a los mayores, sino que también fortalece su vínculo afectivo con los animales.
El cariño y la atención de estos nuevos compañeros de hogar ha despertado la atención de todo el centro, pues ha conllevado una gran implicación tanto de residentes como de trabajadores y de sus respectivas familias. También se han creado grupos de trabajo para organizar quién se encarga de la alimentación de los perros de acogida, de los paseos, de comprarles productos o llevarles al veterinario, y de su cuidado durante el fin de semana. Del mismo modo, se han puesto en marcha talleres de arteterapia para conseguir fondos y poder costear mejores cuidados para estos adorables compañeros.
Para Luz Pelayo, directora de esta residencia de mayores en Valladolid, el fomento de un estilo de vida más activo y la unión que ha creado este proyecto son otros de sus aspectos más positivos. “Desde el primer momento pudimos comprobar los efectos positivos que tenía la convivencia con perros de acogida de nuestro propio municipio. Creo que es una iniciativa muy bonita con la que estamos impulsando un desarrollo multidisciplinar en nuestros mayores, a la par que la adopción de estos animales de compañía. Además, la sinergia creada entre todos los que convivimos en esta casa está siendo un descubrimiento más, todos nos coordinamos para que a estos perritos no les falte de nada”, ha explicado Pelayo.