El desarrollo de productos beneficiosos para la salud intestinal de los ancianos se plantea como una ayuda en la prevención de enfermedades y una mejora de su calidad de vida. En Europa, las personas viven más tiempo y la media de edad sigue aumentando año tras año, por lo que conjugar salud y longevidad es actualmente una prioridad social y sanitaria. En el mantenimiento de una buena salud, el colon y su microflora desempeñan un papel esencial. Un colon que funciona bien ayuda a evacuar con frecuencia, evita inconvenientes como el estreñimiento y reduce el riesgo de enfermedades como el cáncer colorectal.
La microflora se compone de una gran diversidad de bacterias, muchas de las cuales no se han caracterizado todavía, razón que ha dado lugar a la realización de estudios sobre la composición de la flora intestinal según los diferentes grupos de edad (adultos y ancianos).
Uno de estos trabajos científicos se ha desarrollado en el marco del proyecto europeo Crownalife (que deriva de “Crown of life” o “corona de la vida”, como se conoce también a la tercera edad), en el que se investigó sobre el efecto del consumo de alimentos funcionales en la salud intestinal de los mayores. Para lograr los objetivos del proyecto fue necesario identificar, cuantificar y conocer más a fondo la microflora del colon y su relación con la salud en la última etapa de la vida.
Alimentos funcionales y salud intestinal
En nuestro intestino viven habitualmente más de 100 billones de microorganismos que nos ayudan a digerir y asimilar numerosos nutrientes. Parece ser que nuestro bienestar depende en gran parte del “microbioma” o ecosistema de bacterias que habita la parte más distal de nuestro tracto digestivo. Según los propios investigadores, la preparación simbiótica puede disminuir los niveles de distintos factores de riesgo potenciales del cáncer colorrectal.
A partir de los resultados del proyecto Crownalife, se han elaborado diferentes recomendaciones tanto para la comunidad científica como para el sistema sanitario europeo y la industria alimentaria de nuestro continente. En el ámbito científico, una de las conclusiones principales es que se necesita más investigación que aclare el vínculo entre los hábitos alimentarios y los parámetros funcionales de riesgo de cáncer colorectal en los mayores y, más allá, validar la aplicación de ingredientes funcionales en la dieta con el fin de reducir estos riesgos. A su vez, se alienta a las empresas del sector alimentario a que desarrollen alimentos funcionales dirigidos a este grupo social de una edad avanzada y con necesidades nutricionales muy específicas.
Alimentos simbióticos
Son simbióticos todos los alimentos que combinan probióticos, es decir, bacterias vivas que refuerzan la flora intestinal y prebióticos, que son fibras presentes en frutas y hortalizas, principalmente, que funcionan como fibra soluble en el aparato digestivo y que colaboran en la regulación del intestino al ser sustrato de las bacterias intestinales.
La relación simbiótica se basa en cómo los oligosacáridos (un tipo de fibra soluble) de los vegetales sirven para potenciar la acción de las bacterias beneficiosas, que los utilizan para alimentarse y desarrollarse. Los especialistas en nutrición llevan ya más de una década recomendando la incorporación de alimentos simbióticos a la dieta a fin de fortalecer el sistema inmunológico e inhibir cánceres de colon y vejiga. Los simbióticos actúan como inhibidores de la acción de los oncogenes, previniendo su propagación. Además, parece ser que optimizan la acción de los tratamientos para curar la hipercolesterolemia y mejoran la biodisponibilidad de hierro y cinc, entre otros elementos minerales.