Con la llegada del nuevo año y las vacaciones navideñas en los colegios hasta después de reyes, muchas familias se ven obligadas a recurrir a los mayores de la casa para poder conciliar. Por ello, durante estos días niños y abuelos comparten tiempo, bien en ciudades o en los pueblos.
Una experiencia que puede ser vivida por los mayores bajo el rol de «abuelos canguro», que, en ocasiones, esperan la llegada de la hora en la que los padres recogen a los niños. Pero también se puede convertir en una época especial y enriquecedora, ya que este intercambio intergeneracional puede tener muchos beneficios en mayores, así como para los pequeños.
Aunque la figura de los abuelos siempre ha sido importante dentro del núcleo familiar, especialmente para el bienestar y desarrollo de los pequeños, lo cierto es que las tareas de los adultos mayores se centraban en mimar, proteger y consolar a los nietos. Sin embargo, hoy en día los abuelos han adquirido más protagonismo y son un pilar fundamental en la educación de los niños.
Beneficios del rol de abuelos canguro
La figura de los abuelos representa un apoyo incondicional. Su influencia en el desarrollo de la personalidad de niños y adolescentes es innegable y siempre ha tenido una gran relevancia. Sin embargo, la convivencia con sus familiares más pequeños también repercute positivamente en el estilo y la calidad de vida de los adultos mayores. A continuación, se pueden reconocer algunos ejemplos de cuáles son los principales beneficios de ser un «abuelo canguro».
Beneficios emocionales
En la gran mayoría de los casos, los nietos son un gran aliciente para mantener y reforzar la salud emocional de nuestros mayores. Los momentos que están con sus nietos y otros familiares les aportan una inmensa recompensa emocional. La responsabilidad que deben ejercer a diario por el cuidado del menor les hace sentirse útiles, y la temida ‘soledad no deseada’ se diluye en su compañía. El rol que ejercen conlleva un proceso de enseñanza-aprendizaje mutuo que les hará crecer juntos y sentirse mucho más unidos, de forma recíproca.
A los nietos, por su parte, les suele encantar estar con sus abuelos, pues además de ser cariñosos y divertidos, pueden hacer cosas distintas a las que hacen con sus padres.
Conexión intergeneracional
La experiencia de convivencia entre abuelos y nietos, independientemente de la edad de cada uno, supone un momento de conexión e intercambio intergeneracional con múltiples beneficios para ambos.
Estos encuentros fomentan el fortalecimiento de los vínculos entre las diferentes generaciones. Uno de los fines de estos encuentros es la transmisión de cultura y valores como el respeto, la convivencia, la empatía, así como el hecho de transmitirles un gran afecto y un sentimiento de utilidad y de pertenencia a la comunidad en la que conviven.
Estilo de vida y envejecimiento activo
Gracias a esta ‘labor’ diaria y a la compañía de los más pequeños de la casa, los adultos mayores se sienten más jóvenes y activos. Cuando participan en la rutina diaria ambos grupos, se benefician mutuamente y se potencia un estilo de vida y de envejecimiento activo que prolongará su esperanza de vida.
Así, pasar más tiempo con los menores de la casa puede incrementar la actividad física y cognitiva de los mayores, lo que mejorará su movilidad, su memoria y su capacidad de anticipación, organización y respuesta a estímulos a corto plazo. También permite dar fuerza a experiencias compartidas (como puede ser dar paseos, realizar algún deporte juntos o compartir el gusto por actividades determinadas) y posibilita un aprendizaje mutuo que incrementa la sensación de bienestar tanto del menor como del mayor.
No hay que olvidar que, a pesar de todas estas ventajas, es imprescindible tener en cuenta el estado de salud de nuestros mayores y el desgaste que puede suponer para ellos emplear todo su tiempo libre y sentirse obligados a cuidar a los menores a diario. Por ello, es aconsejable, por un lado, no abusar de los abuelos para el cuidado de los nietos y, por otro lado, fomentar y mantener una relación sana para todos, en la que se tengan presentes los intereses de los adultos mayores y su estado de salud.
Actividades divertidas para abuelos y nietos
A continuación, se enumeran algunas actividades interesantes que niños y abuelos pueden desarrollar juntos; para que, tanto unos como otros, disfruten de momentos especiales y únicos:
- Juegos. Nietos y abuelos pueden pasar grandes momentos mientras juegan y también al intercambiar conocimientos acerca de sus juegos preferidos. Lo más normal es que los nietos aprendan los divertimentos de sus mayores, sobre todo en lo relativo a juegos de mesa, como cartas, dominó o parchís. Además, muchos abuelos saben añadir interés a esos momentos con relatos de cuando ellos mismos eran pequeños y jugaban a esos mismos juegos. Sin embargo, también los menores pueden enseñar sus juegos a los abuelos, incluso si se trata de videojuegos.
- Excursiones. Si es en el pueblo, esta actividad tendrá un valor enorme para los niños. Un paseo por el monte o un recorrido por lugares tradicionales servirán al pequeño para entrar en contacto con la naturaleza y con las historias de sus abuelos y sus padres. Representa para ellos descubrir un mundo nuevo y fascinante. Mucho más aún si el trayecto incluye recolectar frutos que luego se puedan utilizar en la comida, preparar dulces, hacer manualidades, etc. Si, por el contrario, es en la ciudad, también existe la posibilidad de descubrir lugares nuevos: un parque que no se visita con frecuencia, el zoo, algunos museos… Muchos sitios pueden ser de interés para un niño si se presentan de la manera adecuada.
- Leer y contar historias. El tiempo compartido con los abuelos durante las vacaciones es una excelente ocasión para generar una relación con la literatura que luego se puede prolongar durante toda la vida. Además, es posible que la lectura de relatos en voz alta por parte de los mayores se intercale con la narración de historias de su propia vida, o de la vida de sus hijos (es decir, los padres). Esto no solo es de gran interés y promueve la imaginación y la creatividad de los pequeños, sino que, además, les da una dimensión más cercana de sus mayores. También es aconsejable fomentar la invención de nuevas historias entre los miembros de la familia, o de incluir variaciones en cuentos tradicionales y populares, para fomentar el pensamiento divergente, la creatividad y la creación y conexión de cuentos ideados por ellos mismos.
- Ver fotos antiguas y recientes. Al igual que los relatos, las fotos de la familia contribuyen a hacer sentir a los niños como parte de un grupo mayor, que constituye su propia historia. Conviene dosificar entre imágenes antiguas y fotos y collages recientes para fomentar la aparición de ambos, la ordenación de los sucesos en el tiempo y así favorecer la memoria y la lógica. Del mismo modo es aconsejable crear imágenes de momentos actuales, hacer un álbum juntos, grabar vídeos o escribir cartas para leer el próximo mes y ver cómo ha evolucionado el sentir de cada uno.
- Cocinar. Los abuelos y las abuelas poseen una gran variedad de recetas especiales con las que preparan platos que los niños no están acostumbrados a comer. Incluso los modos de preparar los alimentos pueden resultar novedosos para los pequeños. Les hará sentirse muy a gusto al actuar como asistentes y, sobre todo, ayudantes en la cocina.
El papel educativo de los abuelos
Pasar tiempo con nuestros abuelos es sinónimo de alegría y amor. Los abuelos aportan apoyo emocional y estable a los nietos. Entre ellos se establecen vínculos emocionales y afectivos muy importantes, fruto de la actividad compartida y de los sentimientos de satisfacción relacional, que durarán para toda la vida.
El abuelo se alegra de contar con alguien que le anime y le incentive para permanecer activo, ser escuchado y estar acompañado. Del mismo modo, el cariño y la ilusión con la que el nieto se dirige al abuelo, refuerza su confianza y autoestima.
Por ello, se establece una relación tan cercana que ambos adoptan el papel de confidentes. El niño percibe el cariño y la cercanía del abuelo, generando lazos de confianza. Así, acudirá a él en busca de apoyo y en momentos de ansiedad. En este sentido, la experiencia y la fuente inestimable de conocimientos que aportan los abuelos suponen una “escuela de vida” para los niños que incluye: respeto, valores, juegos intergeneracionales y el amor por nuestros mayores.
Retos y soluciones para los «abuelos canguro»
Como se ha mencionado anteriormente, ejercer de forma permanente y con exigencias externas este rol puede suponer un gran riesgo para el estado de salud del adulto mayor, llegando incluso a denominar algunos estudios al adulto canguro como “adulto esclavo”. Las familias y, fundamentalmente los padres, son los principales responsables a la hora de gestionar este nivel de presión y exigencia al que se ven sometidos los mayores en la tercera edad.
Esta situación puede provocar que muchas personas mayores sufran agotamiento, estrés y ansiedad, que, a su vez, puede derivar incluso en depresión. Asimismo, pueden agravarse otras patologías, como la hipertensión, artrosis u otros dolores crónicos en articulaciones y espalda, fruto del esfuerzo de coger y transportar a los menores. También es frecuente descuidar la alimentación y estas personas tienen un riesgo de desnutrición que puede afectar a enfermedades como la diabetes.
Por ello, proponemos una serie de soluciones o pautas recomendables de convivencia entre abuelos y nietos, que ayudarán a no abusar de su altruismo y generosidad, así como a respetar sus tiempos de salud, descanso y ocio personal:
- Hay que tener en cuenta si el deseo de la persona anciana es el de cuidar a los nietos y, de ser así, procurar acordar de forma conjunta y consensuada una agenda con días y horarios.
- No debemos olvidar una máxima: respetar siempre la vida privada de nuestros mayores, sus costumbres y relaciones sociales, sin obligarles a realizar largas jornadas.
- También es recomendable buscar un reparto de responsabilidades y tareas a realizar, sin que todo el peso recaiga en el anciano ni en la falsa creencia de que sus hijos siguen siendo su principal responsabilidad.
- Tener presente que los abuelos pueden colaborar a la educación de los niños, pero que nunca deben sustituir la función de los padres, constituye otro aspecto clave a tener en cuenta.
- Resulta igualmente imprescindible tener presente la necesidad de las personas mayores de sentirse queridos y respetados a través del agradecimiento sincero, y de ser tenidos en cuenta también para actividades familiares, planes lúdicos y de ocio, y no solo para esas obligaciones adquiridas.
En definitiva, los abuelos constituyen un pilar fundamental en nuestra sociedad. La figura del abuelo canguro ha sido soporte de miles de familias que se han visto en diferentes situaciones de necesidad y conciliación personal y laboral. Y aún hoy en día sigue siéndolo, por lo que es responsabilidad de toda la sociedad reconocer y abordar los posibles desafíos que pueden surgir al cuidar de los nietos; poner en práctica soluciones para gestionar el necesario equilibrio entre el cuidado y la autonomía; y disfrutar siempre de la relación única e inigualable que surge entre un abuelo y su nieto.