Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una efeméride celebrada en el ámbito internacional, promovida por “Alzheimer’s Disease Internacional (ADI)” desde 1994 e instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo de esta iniciativa mundial es concienciar sobre las demencias y promover una sociedad más inclusiva y solidaria con las personas que viven con esta enfermedad. 

El lema elegido este año por la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) es “Somos específic@s”, con el que se pretende concienciar primero y exigir después que las administraciones del país tengan en consideración la entidad de la demencia como condición que requiere ser atendida y abordada de manera específica, huyendo de fórmulas generalistas que no ofrecen una solución específica y concreta a las necesidades de las personas enfermas. 

En el mundo, cada día se diagnostican miles de nuevos enfermos de Alzheimer. En España, se estima que hay 1,2 millones de personas con enfermedad de Alzheimer, según la confederación. Esta cifra ha ido creciendo gradualmente con los últimos años y las previsiones sanitarias son que pueda llegar a duplicarse en los próximos 20 años, debido al envejecimiento poblacional y al hecho de no contar aún con un tratamiento definitivo contra la enfermedad. A nivel global, las organizaciones internacionales estiman que esta demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo. 

Ante tan alta incidencia, cada vez son más demandados las residencias y los centros de día con servicios de atención específica y de apoyo a personas con Alzheimer y a sus familiares, quienes desempeñan un papel fundamental en sus cuidados.  

Con motivo del Día Mundial del Alzheimer, en las siguientes líneas analizaremos cuáles son los principales cuidados para atender y convivir con una persona mayor con Alzheimer, qué medidas podemos implementar para su seguridad y comodidad, y cómo podemos hacerles la vida más fácil. ¡Sigue leyendo y no pierdas detalle! 

Aspectos clave de la enfermedad del Alzheimer 

A pesar de la conmemoración de la efeméride mundial desde hace 30 años, aun hoy se desconocen las causas específicas que pueden llevar a la aparición del Alzheimer, aunque sí es seguro que en su aparición pueden incidir determinados patrones genéticos (los hijos de padres con Alzheimer tienen más riesgo de padecerlo) y otras dolencias como trastornos del sueño o depresión, que se enmarcarían en fases incipientes del propio Alzheimer. No obstante, riesgo no significa que con seguridad lo vayan a padecer. 

La teoría más extendida de la causa de enfermedad de Alzheimer es que, sobre una base genética de predisposición a padecer la enfermedad, actúan una serie de factores que aún hoy son desconocidos (infecciones, procesos degenerativos de la edad, etc.), y producen cambios en las neuronas. Estos cambios conducen a la muerte neuronal con una atrofia progresiva del cerebro y con el deterioro cognitivo consiguiente en las diferentes funciones cerebrales (memoria, orientación, cálculo, juicio, lenguaje, etc.). 

Consejos sobre cuidados para personas con Alzheimer 

El cuidado de las personas con alzhéimer abarca todas las áreas de la vida: salud, afectiva, social, ocupacional y espiritual. Su bienestar depende en gran medida de la calidad de atención que preste el cuidador familiar, por ello, éste debe ser incluido en el proceso de tratamiento del paciente y ello, además, como derecho propio de recibir atención y cuidado a sus propias dolencias y preocupaciones.  

Tras el diagnóstico, es importante tener presente que el alzhéimer afecta tanto al paciente como al cuidador familiar, quien también carga las consecuencias de la enfermedad y, por lo tanto, debe ser objeto de atención preferente en las políticas de protección que de manera específica han de dictarse para afrontar este problema social y sanitario. 

Ante ello, es aconsejable tener presente una serie de consejos para atender a una persona mayor con Alzheimer:  

• Crear una rutina fija en las actividades cotidianas que debe recogerse en una lista ordenada según el momento en que tienen que ejercitarse. Intentar que las haga él o ella sola, aunque tarde más tiempo, animándole cuando lo consiga. 

• Recordarle los principales acontecimientos del día y repetir en voz alta el nombre de las personas con las que se encuentra, incluyendo el del cuidador. Su casa y la cara de familiares pueden resultarle nuevas cada día. Es importante orientarle varias veces al día respecto al tiempo (hora, día, estación, año), lugar (domicilio, ciudad, provincia) y relacionarlo con las rutinas diarias (por ejemplo, son las nueve de la mañana y es la hora del desayuno). 

• Colocar relojes, calendarios, recuerdos personales, en su sala de estar y en su habitación, así como carteles en las puertas de las habitaciones más importantes (cocina, WC, etc.). Los objetos personales deben guardarse siempre en lugares fijos. Se evitarán en lo posible los cambios de domicilio porque facilitan la desorientación. No son buenas las vacaciones en la playa o en la montaña, o en casa de otros amigos. 

• Mantener a la vista los objetos más habituales. La pérdida de objetos es muy frecuente en estos pacientes. No deben cambiarse de lugar los objetos de uso diario, así como los libros y revistas. No deben mantenerse a la vista los objetos de valor porque puede cogerlos y extraviarlos. 

• Proponer actividades que tengan o hayan tenido un interés especial durante su vida, mejor si son tareas sencillas sin riesgo. 

• Evitar situaciones que puedan desencadenar reacciones catastróficas. Si no puede evitarlas, anticípese a ellas. Por ejemplo, si tiene que llevarle de compras, evite los sábados por la mañana y los viernes por la tarde. Vaya cuando el supermercado no esté masificado. Si van a comer fuera, evite las horas más concurridas de los restaurantes. 

• Limitar la elección. Recuerde que la capacidad de discernir está seriamente afectada en la enfermedad de Alzheimer. Si está ayudando a su madre o a su mujer a vestirse, por ejemplo, puede decirle que escoja entre el vestido azul, el marrón, el amarillo o el blanco, puede agobiarle. Puede enseñarle dos vestidos y decirle que escoja uno, o, simplemente, puede que tenga que escogérselo usted. Además, es aconsejable que utilicen ropas fáciles de lavar y de ponerse (con botones grandes o «velcro» y con el cierre delantero). Para vestirle es preciso colocarle la ropa en el orden en que debe ponérsela y no toda a la vez: primero la ropa interior y, una vez que se la ha puesto, seguir con el resto. Conviene quedarse en la habitación y controlar cómo se la pone. Si olvida cómo se pone alguna prenda, no hay que regañarle, sino volverla a hacer con él y mostrarle una y otra vez la forma correcta, con cariño, calma, mirándole a los ojos y con tono cálido de voz. 

• Ayudar en las comidas. Estos enfermos no precisan un régimen especial de comidas. A veces se empeñan en comer solo un tipo de productos. Aunque los excesos en este sentido pueden desequilibrar una dieta, es mejor que coman caprichos a que no coman nada. Conviene avisarle con anterioridad qué comida va a servirse, con lo que se reduce la desorientación del paciente. En la mesa hay que ofrecerle un plato cada vez. 

• Otro tipo de ayudas. Desde Amavir, ponemos a disposición de nuestros residentes las salas para terapia de reminiscencia. En estas salas estimulamos la memoria, la atención y el lenguaje de los mayores. Para ello utilizamos diferentes materiales o recursos como las revistas o las fotografías. 

Qué medidas de seguridad debemos tomar para atender (cuidar) a personas con Alzheimer  

Para las personas con Alzheimer, el hogar debe ser un espacio seguro, pero, al mismo tiempo, un lugar que permita preservar la autonomía, la autoestima y la dignidad, promoviendo y fomentando en la medida de lo posible su independencia. 

Por ello, siempre que sea factible, seguir viviendo en casa tras el diagnóstico es una de las opciones disponibles. Sin embargo, es necesario hallar un equilibrio entre la seguridad en el hogar y la autonomía de las personas con demencia, lo cual puede suponer un reto.  

Por ejemplo, con carácter general, tendremos que tener mucho cuidado para que en casa el espacio esté libre de obstáculos, se pueda acceder fácilmente a estanterías, cajones y armarios, evitando esquinas peligrosas y añadiendo protectores, vigilando siempre que la puerta de casa y las ventanas estén bien cerradas. También es útil etiquetar los utensilios, herramientas y objetos de la cocina y del baño, tener apuntados números de teléfonos de emergencias e instalar barras de seguridad para que se pueda agarrar fácilmente. 

No obstante, si es complicado disponer de todas estas medidas en el hogar, también es factible la opción de apostar por una residencia de mayores para que el adulto mayor reciba atención profesional las 24 horas del día. Los centros residencias y centros de día disponen de un formado y multidisciplinar equipo sociosanitario para que la convivencia y el día a día del mayor sean óptimos.  

Concretamente, Amavir ha sido reconocido como uno de los grupos residenciales donde se ha implantado satisfactoriamente el proyecto de eliminación de las sujeciones y uso racional de barandillas para mejorar la calidad de vida de los residentes. Así, se ha puesto en marcha en diversos centros de Madrid y Navarra, que han recibido la acreditación como centros libres de sujeciones concedida por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA). 

Un centro libre de sujeciones es aquel donde no se utiliza ningún tipo de sujeción física, entendiendo esta como la limitación de la libertad de movimiento de una persona o de su actividad física o del normal acceso a cualquier parte de su cuerpo, a través de un método físico externo aplicado sobre ella o adyacente a ella, del que no puede liberarse con facilidad. 

La eliminación del uso de sujeciones en el cuidado del mayor, tanto físicas como químicas, tiene como objetivo favorecer la dignidad y la libertad de la persona, ya que las consecuencias de las sujeciones implican: 

• Pérdidas en la función cognitiva. 
• Pérdidas en el funcionamiento físico. 
• Pérdida de la continencia. 
• Pérdida de la integridad de la piel. 
• Pérdida de apetito o riesgo de desnutrición. 
• Muerte súbita o por estrangulación. 
• Sufrimiento psicológico de la persona afectada. 

Cómo ayudar a una persona con Alzheimer a vivir mejor 

Uno de los principales objetivos del Día Mundial del Alzheimer es lograr la colaboración social precisa y la coordinación de todos los poderes públicos para mejorar los procesos asistenciales para personas mayores y enfermos de Alzheimer.   

Para ello, resulta imprescindible conocer y aprender todos los procesos relacionados con esta patología, para saber qué acontecimientos se pueden producir con el avance de la enfermedad. Algunas entidades ofrecen recursos interesantes, como es el caso del Centro de Educación y Referencia Sobre la Enfermedad de Alzheimer y las Demencias Relacionadas, la Asociación del Alzheimer o la Fundación de Alzheimer de América. Además, los hospitales y centros de salud pueden tener programas educativos sobre esta enfermedad y otras demencias relacionadas.  

Asimismo, es importante obtener atención médica con regularidad, solicitando citas con el médico de cabecera y con el especialista (neurólogo, neuropsiquiatra o psiquiatra geriátrico). Igualmente, es recomendable acudir o solicitar atención en clínicas especializadas en trastornos de la memoria.  

Para que una persona con Alzheimer pueda vivir mejor también es recomendable acudir a Servicios Sociales para conocer todo tipo de ayudas, herramientas y servicios que la localidad y comunidad autónoma pone a disposición de la ciudadanía como apoyo en la convivencia con esta patología.  

La planificación legal, financiera y un plan de cuidados a largo plazo son otros factores a tener en cuenta tras el diagnóstico y avance de la enfermedad de Alzheimer. En este aspecto, las residencias de mayores ofrecen programas de asesoramiento y de apoyo y servicios especializados para orientar a los residentes y las familias a conocer posibles soluciones financieras, ayudas al pago de medicamentos, vivienda y transporte, y guía de dependencia sobre este tipo de ayudas estatales y regionales.  

Además, la planificación y coordinación de los modelos asistenciales, y la formación del equipo interdisciplinar de los centros conforme a las necesidades de los residentes y a los últimos avances tecnológicos también permiten una mejora continua de la calidad de vida del adulto mayor con Alzheimer y otras demencias. 

Conclusiones 

En definitiva, ante las cifras actuales y las previsiones de aumento de la incidencia de esta enfermedad en la población, resulta imperativa una concienciación global para comprender y abordar las percepciones y actitudes actuales hacia esta demencia. Sólo concienciando a la población y favoreciendo la implicación y el compromiso de todos los poderes públicos podremos conseguir que más personas busquen información, asesoramiento y apoyo, que dispongan de tratamientos y cuidados efectivos y que se puedan mejorar las tasas de diagnóstico y la investigación sobre una de las principales causas de mortalidad en el mundo.