Estamos a las puertas de la Navidad y eso es sinónimo de grandes y copiosas comidas rodeados de seres queridos. Los mayores ingieren en estas fechas más cantidad de comida y bebida de lo que suelen hacer normalmente, incluso alimentos que no suelen tomar dentro de su dieta diaria.
La digestión en la tercera edad es mucho más lenta y pesada, por lo que es importante prestar atención a la cantidad de alimento que toman los mayores durante este periodo festivo.
Las comidas de Navidad suelen estar compuestas por más platos de los habituales por lo que, para evitar atracones, lo más recomendable es servir raciones más pequeñas. Los dulces deben consumirse de forma moderada y a ser posible sin azúcar. Existe gran variedad de turrones, polvorones o mazapanes en el mercado especialmente preparados sin azúcar. Lo más indicado es limitar su consumo a la hora de la cena.
Con el trajín que suponen las reuniones familiares, en ocasiones se descuida la hidratación de los mayores. Es muy importante prestar atención y asegurarse de que consumen la cantidad de agua recomendada a lo largo del día. No hay que olvidar que el alcohol facilita la deshidratación, aunque un consumo moderado no está descartado de la dieta del mayor en esta época.
Tras los días de grandes comidas lo ideal es preparar menús más ligeros y no olvidar nunca el ejercicio diario, aunque sea un simple paseo de 30 minutos.
En una época tan señalada, es importante recordar lo sencillo que es hacer felices a nuestros mayores, simplemente transmitiéndoles cariño y cercanía y disfrutando en la medida de lo posible del tiempo con ellos. Pequeños detalles que transmiten gran alegría y felicidad y les hace vivir con más ilusión la Navidad junto a los que más quieren.