El 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Enfermería con el lema “Una voz para liderar. Una visión de futuro para la atención de salud”. Con esta frase el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) quiere mostrar cómo la enfermería mirará hacia el futuro y encontrará nuevas formas de actuar, transformando la atención médica en todo el mundo. Desde Amavir, queremos conocer un poco más la labor de los enfermeros en nuestros centros, y para ello contamos con Elena Rincón Ayensa, coordinadora de Enfermería de Amavir Mutilva.
¿Qué labores realiza el equipo de enfermería en el día a día de una residencia?
La enfermera de una residencia realiza labores encaminadas a cuidar de los residentes en sus diferentes etapas durante su estancia en el centro. Realiza la atención a residente sano, autónomo pero también al residente con patologías crónicas, al residente en procesos agudos o situaciones de emergencia, con demencia, cuidados paliativos, etc.
Desde su ingreso, enfermería realiza una valoración integral en base a una entrevista con el residente y la familia y a una exploración física. A partir de aquí se establece un plan de cuidados enfocado al control de patologías crónicas, prevención (síndromes geriátricos) y tratamiento de problemas de salud.
En el día a día la enfermera lleva a cabo estos planes de cuidados realizando controles de constantes, curas, actividades de prevención de úlceras por presión, aplicación de tratamientos tópicos, control de ostomías, cambio de sondas. Además, administra la medicación pautada y realiza la modificación de tratamientos en base a las órdenes médicas.
Por otro lado, mantiene una comunicación constante con el equipo médico para comunicar la evolución del estado de los residentes y con el resto de equipo multidisciplinar (trabajo social, psicología, fisioterapia…), así como con las familias en caso necesario.
¿Qué tiene de especial trabajar en una residencia?
Trabajar en una residencia no tiene nada que ver con la atención hospitalaria. Nuestros residentes pasan mucho tiempo en los centros, la media de estancia en la residencia es de unos 3 años, el centro es su casa.
El vínculo afectivo que se forja entre los usuarios, sus familias y los trabajadores es muy importante y esto hace que la manera de atenderlos y cuidarlos responda no solo a necesidades de salud, sino que enfoquemos el cuidado en la persona y en su familia, teniendo en cuenta lo que quieren, lo que les gusta. Por otro lado, destacar que la enfermera sociosanitaria trabaja con gran autonomía en toda su área y además es parte indispensable del equipo multidisciplinar.
¿Se necesita una formación específica?
No es un requisito, pero se valora muy positivamente la formación relacionada con la geriatría, demencias o especialidad de geriatría. Además, la enfermera sociosanitaria debe tener un perfil muy completo y necesita adquirir habilidades de gestión de equipos y de comunicación. En este sentido, los centros ofrecen un buen plan de formación continuada anual.
En 2021 el tema del Día Internacional de la Enfermería es el siguiente: Una voz para liderar. Una visión de futuro para la atención de salud. ¿Cómo mira la enfermería al futuro? ¿Habrá nuevas formas de actuar?
El futuro inmediato de la enfermería pasa por ampliar la oferta de matriculaciones en las universidades para aumentar el número de profesionales egresados ya que la pandemia ha puesto de manifiesto la falta de profesionales de enfermería en todo el país y la diferencia de ratio enfermera/paciente en comparación con otros países de Europa.
Por otro lado, se evidencia la necesidad de dar cabida dentro del sistema sanitario a las enfermeras especialistas y a las enfermeras con formación superior. Es necesario potenciar el liderazgo de enfermería ocupando puestos de especialista, de gestión y de toma de decisiones sobre salud acordes con su alta formación para evitar el desaprovechamiento de talento y aumentar la productividad/efectividad del sistema.
Además, desde el punto de vista de la enfermería sociosanitaria, el futuro pasa porque los profesionales de este sector seamos reconocidos como parte del sistema sanitario y valorados como tales por los gobiernos autonómicos y la sociedad en general, dado el enorme papel que jugamos en la atención sanitaria de la población. Una población envejecida en la que cada vez más, prevalece la cronicidad, la incapacidad y la dependencia. Una población anciana con derecho a una atención de calidad, justa y equitativa, independientemente de donde la reciba.
La enfermería es una profesión muy vocacional, ¿qué te llevó a dedicarte a ello?
En mi caso siempre hubo un componente hereditario. Mi madre es enfermera y esta profesión siempre rondaba mi cabeza. Me gustaba ver a mi madre recomponer viales, poner inyecciones, tomar la tensión… Y aunque con 18 años pocas cosas tienes claras, empecé la carrera y durante mi formación confirmé mi vocación y fui aclarando el camino que quería seguir.
La labor durante la pandemia ha sido muy dura. ¿Cómo lo viviste?
El inicio de la pandemia lo viví con mucho miedo. Miedo a lo desconocido y miedo al contagio. También con mucha impotencia. Era como luchar con un fantasma, no teníamos medios para detectarlo. La clínica era totalmente variable, era muy difícil, por no decir imposible, realizar un buen control y aislamientos sin diagnósticos. Nos llegaban protocolos diferentes e incluso contradictorios de diferentes entidades de salud. En esta situación, nuestros residentes se iban sin tiempo, sin ver a sus familias. Fue muy doloroso. Por otro lado, me abordaban sentimientos de emoción y orgullo, por toda la implicación del equipo, los profesionales se volcaron, fueron valientes, algunos se contagiaron, pero seguimos adelante.
También me afectó mucho el ensañamiento de los medios de comunicación, nos han hecho mucho daño, poniendo en duda nuestra competencia y dedicación. Han hecho sufrir mucho a las familias que estaban en sus casas sin poder ver a sus familiares. En las siguientes olas ya sí contábamos con recursos, teníamos test diagnósticos, protocolos claros, habíamos aprendido mucho, seguimos luchando y al final… ¡La ansiada vacunación!
¿Cuál es la parte más reconfortante de tu profesión?
Tiene muchas partes. Es reconfortante la profesión en sí, cuidar a quien no puede cuidarse solo. También que las familias te confíen a sus seres queridos, recibir un abrazo de un residente, una sonrisa, un apretón de manos. Acompañar al que está solo. Ser la familia del que no tiene familia. Reconforta estar rodeada de un equipo de compañeros implicados y que ama su trabajo.