La diabetes es una de las enfermedades más generalizadas de la tercera edad. Su prevalencia puede complicar la existencia de otras patologías y síndromes geriátricos, por lo que resulta fundamental conocer y seguir una serie de pautas y prácticas que ayuden a los mayores a convivir con esta enfermedad sin renunciar a su calidad de vida.
En este artículo veremos qué es la diabetes, en qué consisten cada uno de los dos tipos que hay y qué factores de riesgo pueden incrementar su presencia, así como una serie de recomendaciones para el tratamiento y el cuidado de la diabetes en personas mayores de 70 años.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad grave que se presenta cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy elevados. Se produce porque el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina producida.
Al tratarse de una enfermedad crónica, puede causar diversos problemas de salud de alto riesgo, especialmente en las personas mayores. La hiperglucemia —aumento del azúcar en la sangre—, puede deteriorar gravemente muchos órganos y sistemas.
Además, se trata de una patología con una alta incidencia en la población, especialmente en la tercera edad. Tanto es así que más de un tercio de las personas mayores de 70 años en España tiene diabetes según las conclusiones de la ponencia celebrada este año en Pamplona en el marco del 25 Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED). No obstante, el nivel de trastornos diabéticos o prediabéticos aumenta esta afección y más del 50 % de la población en dicha franja de edad padece intolerancia a los carbohidratos o glucemia alternada en ayunas.
Por su parte, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) señala que la diabetes más frecuente y la más diagnosticada en personas mayores es la de tipo 2. Y según aumenta la edad y la esperanza de vida de la población, el porcentaje de incidencia se incrementa.
Tipos de diabetes
Principalmente existen dos clases de diabetes, comúnmente conocidas como “tipo 1” y “tipo 2” con causas y síntomas diferentes.
Diabetes tipo 1
En la diabetes tipo 1, el organismo no produce insulina. Aunque los adultos mayores pueden desarrollar este tipo de diabetes, con mayor frecuencia comienza en niños y adultos jóvenes, que luego tienen diabetes de por vida. Suele presentarse de forma brusca y no es común que se deba a la existencia de antecedentes familiares, aunque depende de cada caso.
Por lo general, los pacientes que presentan este tipo de diabetes deben tratarse con inyecciones diarias de insulina para bajar el nivel del azúcar en sangre. Pese a todas las investigaciones, a día de hoy no existe ningún tratamiento que pueda prevenir este tipo de diabetes.
Los síntomas más asociados a la diabetes tipo 1 son los siguientes:
- Tener más sed de lo habitual.
- Orinar con demasiada frecuencia.
- En el caso de los niños, mojar la cama de noche cuando nunca les sucedió antes.
- Tener mucha hambre.
- Bajar de peso sin intención.
- Sentirse irritable o tener cambios en el estado de ánimo.
- Sentirse cansado y débil.
- Tener visión borrosa.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 aparece mayoritariamente en adultos. El organismo puede no producir ni usar bien la insulina. Esta tipología es la que está aumentando de forma considerable en los últimos años, debido a un estilo de vida cada vez más sedentario y a dietas desequilibradas y con falta de nutrientes.
Los síntomas de la diabetes tipo 2 son leves y suelen aparecen lentamente, incluso se pueden confundir con consecuencias propias del envejecimiento de la población. Además de los ya mencionados en la diabetes tipo 1, en la tipo 2 se pueden dar también los siguientes síntomas:
- Adelgazar sin motivo, incluso comiendo más de lo habitual.
- Infecciones recurrentes.
- Dificultad para curar moretones o cortes.
- Zonas de piel oscurecidas, habitualmente en las axilas y el cuello.
Si las personas mayores de 70 años (o cualquiera que lea este artículo) identifican varios de los síntomas, deben acudir a una cita con su profesional sanitario de Atención Primaria para que lo tenga en cuenta.
Cómo afecta la diabetes a las personas mayores
Aunque los síntomas son más o menos leves, los efectos pueden ser devastadores. Con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. De este modo, estas son algunas consecuencias de la diabetes en las personas de tercera edad:
- Los mayores con diabetes tienen un mayor riesgo a padecer un infarto de miocardioy accidentes cerebrovasculares.
- Tienen un mayor riesgo a tener úlceras en los pies, infección y, en último caso, amputación.
- La diabetes también puede ser una causa importante de ceguera, debido al daño de los vasos capilares de la retina acumulado a lo largo del tiempo. Suelen ser frecuentes los problemas de visión en la tercera edad y es fundamental conocer sus causas y cómo abordarlos.
- La diabetes también puede producir insuficiencia renal.
- En los hombres puede aparecer disfunción eréctil.
- Con la diabetes tipo 2 se pueden desarrollarproblemas auditivos.
- La apnea del sueño es muy común en personas con diabetes tipo 2 y con obesidad.
- La diabetes de tipo 2 parece aumentar el riesgo de padecer Alzheimer, aunque se desconoce el motivo.
Por otro lado, tras un diagnóstico de diabetes también puede ser común la presencia de otro tipo de enfermedades, como el síndrome de las piernas inquietas.
Factores de riesgo de la diabetes en ancianos
Las causas de la diabetes geriátrica son multifactoriales. No obstante, el estilo de vida sedentario y la alimentación deficitaria se sitúan como los mayores factores de riesgo. Sin embargo, se ha indagado poco en la investigación clínica sobre el impacto y el tratamiento de la diabetes en geriatría.
De ahí que resulte imperioso dar a conocer las necesidades sanitarias que precisan las personas ancianas con diabetes; las cuales difieren a la que presentan las personas más jóvenes. Principalmente, porque la diabetes en edades avanzadas interactúa negativamente con muchos síndromes geriátricos, como las demencias, o incluso pueden propiciarlo.
Entre los principales factores de riesgo podemos encontrar:
- Factores genéticos o hereditarios. Las posibilidades de tener la enfermedad, especialmente la diabetes tipo 2, aumentan si un padre, madre o hermano la tienen.
- Estilo de vida. Tener un bajo nivel de actividad física, elegir una dieta poco equilibrada y sufrir sobrepeso también son elementos condicionantes de esta patología.
- En la diabetes tipo 2 el riesgo aumenta significativamente a partir de los 45 años, aunque en los últimos años ha aumentado también en niños y jóvenes debido a la obesidad.
- Es un trastorno que también afecta a los niveles de azúcar en sangre, que están más altos de lo normal.
- Síndrome del Ovario Poliquístico. Las mujeres con síndrome del ovario poliquístico, caracterizado por ciclos menstruales irregulares, crecimiento de vello excesivo y sobrepeso, tienen mayor riesgo a tener diabetes.
- Diabetes gestacional. Durante el embarazo también puede producirse que el cuerpo no produzca ni utilice toda la insulina que necesita. Por lo general esta diabetes desaparece a las pocas semanas de dar a luz. Sin embargo, algunas mujeres no vuelven a tener los niveles de azúcar en sangre normales y se les diagnostica diabetes.
Tratamiento: cómo afrontar la diabetes en mayores de 70 años
El tratamiento médico en el paciente diabético debe abordarse de forma global, multidisciplinar y holística con el objetivo de garantizar una buena calidad de vida y educación diabetológica, empleando el menor número de fármacos posible. También es importante controlar adecuadamente la tensión baja en ancianos y la insulinoresistencia, así como mantener la glucemia dentro de los límites aceptables.
Precisamente, la Sociedad Española de Diabetes señala que es igualmente necesario evitar las situaciones de hipoglucemia, ya que aumentan el riesgo de caídas y fracturas, demencia y hospitalizaciones e, incluso, el riesgo de muerte. También inciden en la importancia de pautar ejercicio físico de diferente intensidad. Resulta aconsejable, además, que el tratamiento esté dirigido a evitar el deterioro funcional y su progresión.
El tratamiento médico se divide en no farmacológico y farmacológico, desarrollándose inicialmente estrategias terapéuticas enfatizadas en el aspecto preventivo, tomando medidas para garantizar que se haga un diagnóstico precoz y adecuado de la prediabetes.
Además de mantener los niveles de glucosa de forma adecuada, llevar un adecuado control del peso y actividad física con regularidad y prescribir los fármacos adecuados por parte de los profesionales sanitarios, es imprescindible cuidar la salud emocional y el estrés de los pacientes. Por ejemplo, son beneficiosas las actividades que ayuden a la persona a relajarse (meditación, yoga, taichí) y las que sean propiamente una afición u hobby de la persona (leer, pasear, escuchar música, etc.).
En definitiva, la diabetes geriátrica supone un gran desafío, tanto médico como socio-sanitario. El diagnóstico precoz y el adecuado tratamiento para cada tipo de persona es un pilar básico en el abordaje de esta enfermedad crónica, así como la adecuación a un estilo y una rutina que mejoren y prolonguen la calidad de vida de nuestros mayores.