Algunas personas, en la tercera edad, pueden empezar a desarrollar pérdidas de memoria, falta de concentración o dificultad para tomar decisiones, entre otras cosas. Hay casos en los que las familias asocian este deterioro cognitivo al envejecimiento y normalizan estos síntomas.
A menudo, los seres queridos llegan a atribuir estas señales a la demencia senil al ser un término popular. Si las pérdidas de memoria son recurrentes, surgen dudas sobre si se trata de demencia o Alzheimer, ya que se trata de la enfermedad neurodegenerativa más común.
Sin embargo, la realidad es que hay una gran diferencia entre Alzheimer y demencia. Pero ¿qué son exactamente la demencia y el Alzheimer? ¿Cuáles son las diferencias entre ambas? ¿Se pueden tratar?
¿Qué es la demencia senil?
Definición y características principales
Como punto de partida para saber qué es la demencia, cabe incidir en que no es una enfermedad específica, sino que se trata de un concepto que engloba varias afecciones.
Se trata de un término general para referirse a una alteración de la capacidad para recordar, pensar, tomar decisiones o relacionarse. Normalmente, esta afección interfiere en la vida diaria y aunque la demencia se desarrolla principalmente en adultos mayores, no forma parte del envejecimiento normal.
Causas comunes de la demencia en la tercera edad
Su causa principal es el daño o pérdida de células nerviosas y conexiones cerebrales, y los distintos tipos de demencias suelen tener en común la acumulación de ciertas proteínas en el cerebro o la afección en las mismas partes del cerebro. Asimismo, algunos medicamentos o la ingesta insuficiente de ciertas vitaminas y minerales pueden desencadenar síntomas de demencia
La demencia puede estar provocada por el desarrollo de enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, o por afecciones de tipo vascular, inflamatoria, tumoral, traumática o endocrino-metabólica.
Por tanto, las principales causas de la demencia senil son:
- Demencia con cuerpos de Lewy
- Demencia frontotemporal
- Demencia vascular
- Demencia mixta
- Enfermedad de Parkinson
La demencia asociada a la enfermedad del Alzheimer es la más habitual
Síntomas habituales de la demencia senil
Como hemos visto, hay varias enfermedades que pueden provocarla y no hay que reducirla al hecho de perder memoria, ya que, a pesar de ser uno de los primeros síntomas de la demencia, no significa que se haya desarrollado. Los síntomas más habituales de la demencia senil son:
- Deterioro o pérdida de la memoria a corto y largo plazo.
- Entorpecimiento en el razonamiento o pensamiento.
- Disminución de la concentración y toma de decisiones.
- Cambios en el lenguaje y comportamiento social.
- Confusión y desorientación temporal y espacial.
- Dificultad para conversar, comunicarse y relacionarse.
- Cambios de personalidad o desórdenes conductuales.
- Depresión, apatía o aislamiento.
- Ansiedad, agitación o impulsividad.
- Irritabilidad o problemas de ira.
- Paranoia recurrente.
- Delirios o alucinaciones.
No obstante, los signos y síntomas dependen de la persona que cursa la demencia y del nivel de gravedad de esta.
¿Qué es la enfermedad de Alzheimer?
Descripción y particularidades del Alzheimer
La enfermedad del Alzheimer es el tipo más común de demencia en las personas mayores. Se trata de un trastorno neurológico que se caracteriza por presentar sintomatología de demencia que va empeorando progresivamente con el tiempo. Es decir, los síntomas del Alzheimer se suelen conocer como demencia.
Esta enfermedad es el resultado de cambios complejos en el cerebro que aparecen años antes de que aparezcan los síntomas que originan la ya mencionada pérdida de neuronas y sus conexiones.
El Alzheimer es una causa común de dependencia en personas mayores, ya que dificulta las actividades rutinarias de los que la padecen.
En primer lugar, en la etapa temprana, afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje, pero no todas las personas que padecen deterioro cognitivo desarrollan la enfermedad del Alzheimer y tampoco se tiene que reducir a una parte normal del envejecimiento.
En segundo lugar, en la etapa moderada, las personas suelen presentar más dificultad para hacer tareas diarias, empiezan a desarrollar trastornos en la personalidad y en el comportamiento, y la pérdida de memoria va a más.
Por último, en la etapa final, también conocida como grave, la dependencia se incrementa considerablemente y se requiere asistencia durante todo el día. En esta fase, se pierde la noción de eventos recientes, pueden presentarse cambios en las capacidades físicas básicas y en el habla, e incluso las personas pueden volverse más vulnerables a infecciones, especialmente a la neumonía.
Factores de riesgo asociados al Alzheimer
Entre otras de sus causas y factores de riesgo se encuentran:
- La edad: la mayor parte de personas que lo padecen tienen más de 65 años.
- El factor genético.
- El sexo.
- La salud cardiovascular.
- Los factores ambientales.
- La alimentación.
- La actividad física y cerebral.
Manifestaciones clínicas del Alzheimer
Los cambios que el Alzheimer provoca en el cerebro desencadenan una serie de manifestaciones clínicas y problemas:
- Memoria. La pérdida de memoria asociada al Alzheimer persiste a lo largo de toda la enfermedad y empeora con el tiempo. Las personas que la padecen pueden olvidar conversaciones, repetir afirmaciones y preguntas, perderse en lugares que eran conocidos o habituales, presentar dificultades para nombrar a objetos o referirse a seres queridos, etc.
- Desorientación espacio-temporal
- Dificultad para comunicarse
- Dificultad para realizar actividades de la vida cotidiana
- Disminución de la capacidad de tomar decisiones
- Cambios en la personalidad y la conducta (depresión, aislamiento social, agresividad, inestabilidad emocional, delirios, desinhibición…)
Diferencias entre demencia senil y Alzheimer
En definitiva, para saber cuáles son las diferencias entre la demencia y el Alzheimer, hay que entender que el Alzheimer suele ser responsable del 60-80 % de los casos de demencia. Según la Confederación Española del Alzheimer, se barajan distintas posibles causas y factores de riesgo del desarrollo del Alzheimer, pero la realidad es que el origen exacto del Alzheimer todavía se desconoce. No obstante, el origen de la demencia puede identificarse con mayor precisión.
Se suele atribuir a algunas patologías degenerativas como las comentadas anteriormente, el consumo de ciertos fármacos o drogas, o incluso por la presencia de tumores.
Comparación de síntomas y progresión
El Alzheimer evoluciona progresivamente y sus síntomas avanzan con el tiempo, agravándose hasta poder provocar el fallecimiento de la persona que padece la enfermedad. Sin embargo, una demencia no tiene por qué suponer la muerte. Por ejemplo, en el caso de una lesión cerebral o un traumatismo.
Ambas se engloban dentro del término demencia, pero según su nivel de evolución varían sus síntomas y características, lo que las convierte en enfermedades diferentes. Pueden darse casos en los que los signos de ambas patologías no sean los mismos, ya que estos cambian en función de la persona, el contexto, las circunstancias, las posibles enfermedades adicionales, entre otras cosas.
Distinciones en diagnóstico y tratamiento
La atención suele ser diferente en las personas mayores que tienen demencia o Alzheimer. Dependiendo de la fase en la que se encuentre el Alzheimer o el origen de la demencia, el cuidado será uno u otro y el tratamiento farmacológico variará.
El diagnóstico puede ser similar para ambas enfermedades, ya que involucra una evaluación médica y pruebas cognitivas. Sin embargo, para el Alzheimer, es necesario realizar un examen de imágenes cerebrales y/o pruebas de biomarcadores para descartar otras posibles causas de los síntomas.
En cuanto al tratamiento, tanto el Alzheimer como la demencia senil no tienen una cura conocida, pero pueden ser tratados para mejorar la calidad de vida del paciente y retrasar la progresión de los síntomas. En el caso del Alzheimer, existen medicamentos que pueden ayudar a mejorar la memoria y el desempeño cognitivo, aunque no detienen la enfermedad. También se recomienda una dieta saludable, ejercicios físicos y actividades que estimulen el cerebro. En la demencia senil, el tratamiento se enfoca en controlar la causa subyacente y manejar los síntomas, lo que puede incluir medicamentos para tratar otras enfermedades relacionadas.
Impacto en la vida diaria y autonomía del paciente
La demencia senil, dependiendo de su causa, puede tener diferentes manifestaciones y síntomas. En general, las personas que la sufren pueden tener dificultades para realizar actividades diarias, pero mantienen cierto grado de autonomía.
Por el contrario, el Alzheimer tiene un impacto más profundo en la vida diaria y la autonomía del paciente. A medida que la enfermedad progresa, los síntomas empeoran y la persona pierde cada vez más su capacidad para realizar tareas cotidianas, como vestirse, comer o bañarse.
Diagnóstico diferencial: ¿Cómo distinguir entre demencia senil y Alzheimer?
Pruebas y evaluaciones médicas recomendadas
En el caso de la demencia senil, el personal médico puede realizar varias pruebas, incluyendo exámenes neurológicos, pruebas de memoria y toma de sangre para descartar otras posibles causas de los síntomas. Sin embargo, estas pruebas no son suficientes para un diagnóstico definitivo de Alzheimer.
Para diagnosticar esta enfermedad, suelen realizar una serie de pruebas, incluyendo imágenes del cerebro, pruebas neuropsicológicas y análisis de sangre para detectar biomarcadores específicos que son indicativos de la enfermedad.
Importancia de un diagnóstico temprano y preciso
Es crucial comprender que un diagnóstico temprano y preciso es fundamental para brindar un tratamiento adecuado y ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente. Además, permite a los pacientes y sus seres queridos tomar decisiones importantes sobre la atención y el manejo de la enfermedad, así como una mejor planificación del futuro.
Tratamientos y cuidados para pacientes con demencia senil y Alzheimer
Opciones terapéuticas disponibles
A la hora de tratar el Alzheimer y la demencia senil, es importante saber que además del uso de medicamentos específicos, existen intervenciones no farmacológicas que ayudan a ralentizar el progreso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.
Por tanto, un buen tratamiento combina el uso de medicamentos con la estimulación cognitiva, el ejercicio físico y diversos tipos de terapia (de validación, de reminiscencia, etc.)
Estrategias de cuidado y apoyo para familiares
Cuidar a un familiar con Alzheimer o demencia senil puede ser un desafío emocional, físico y psicológico, por lo que implementar estrategias de cuidado efectivas es fundamental para el bienestar del paciente y del cuidador o familiares. Una de las claves es mantener una rutina diaria estructurada que brinde estabilidad y reduzca la confusión en el paciente, recordar acontecimientos importantes, o cuidar la salud física y psicológica. También es conveniente adaptar el entorno del hogar para hacerlo seguro y accesible.
Por otra parte, que las familias reciban apoyo y asesoramiento resulta crucial para abordar la situación de la mejor manera posible. Participar en grupos de apoyo para familiares de pacientes con Alzheimer o demencia permite compartir experiencias, obtener consejos prácticos y recibir apoyo psicológico. Además, aprender sobre las etapas de la enfermedad ayuda a anticipar desafíos y a responder con empatía y paciencia ante comportamientos difíciles como la agitación o la repetición de preguntas.
Recursos y centros especializados en atención a pacientes
Desde las residencias Amavir se recomienda estar atentos al desarrollo de los primeros síntomas para hacer el correcto diagnóstico y crear un plan individualizado de tratamiento y, sobre todo, llevar un riguroso seguimiento con un equipo multidisciplinar en centros especializados.
Los centros y residencias especializadas en Alzheimer y demencia son la mejor opción para las familias, ya que se trata de enfermedades complejas. En los centros de día para personas con Alzheimer o con ciertas demencias se persigue retrasar al máximo el momento de demencia del Alzheimer para reducir el grado de dependencia del residente y cuidar su sentimiento de utilidad.
Para ello, se precisa controlar los factores de riesgo como, por ejemplo, el factor cardiovascular con actividades de envejecimiento activo o el cognitivo y psicológico con terapia ocupacional. Asimismo, en las residencias Amavir se desarrollan actividades innovadoras como la conocida sala de reminiscencia, donde residentes y profesionales psicólogos trabajan para evocar los recuerdos de los mayores.