Residentes, familiares y profesionales de Amavir comparten sus emociones a través de los vídeos de #EsTiempoDeUnión. Esta semana, los protagonistas han sido los trabajadores de las residencias, que han repasado y detallado los sentimientos vividos durante todos estos meses.
La parte emocional
Con mucha calma y templanza, Miguel Ángel Díaz, terapeuta ocupacional de Amavir Alcalá de Henares reflexiona sobre las emociones que se han vivido en estos últimos meses. Él las divide en tres partes: “la personal, la compartida con los compañeros y la de aquellos a los que hemos cuidado”.
Centrándose en esta última “éramos conscientes, a través de la medida de no permitir las visitas de los familiares, que no íbamos a ser capaces de suplir el amor de una madre a una hija o de una nieta a su abuelo, pero en todo este tiempo hemos sido sus ojos, sus manos, sus oídos… Hemos puesto todo de nuestra parte para intentar saltar ese vacío a pesar del tiempo y la distancia sin verse”.
“El miedo no podía vencer”
Marta Jiménez y Miriam de las Heras, terapeuta ocupacional y fisioterapeuta respectivamente de Amavir San Agustín del Guadalix relatan que el miedo y la incertidumbre por lo que podía pasar era lo que predominaba esos días. “Venía un día a trabajar, dejabas todo bien y al día siguiente no sabías que podía pasar. Alguien que estaba bien de repente podía ponerse mal”, señala Marta.
“Los mayores son la población más vulnerables y nosotras somos las encargadas de que ellos estén bien, por eso teníamos miedo”, afirma Miriam. Tampoco olvidan el miedo que tenían de llevar el virus a casa cuando salían del trabajo.
“La palabra héroe no existe en nuestra profesión”
Rafael Pagolas y Claudia Ameijeiras, médicos de Amavir Arganzuela coinciden en que no les gusta la palabra héroes. “Todos hemos sido muy profesionales y hemos intentado hacer el trabajo lo mejor posible. Es nuestro trabajo y el que hemos escogido”, puntualiza Rafael.
Para Claudia todo forma parte de la profesión. “Estar al pie del cañón es nuestro deber. La palabra héroes no viene con la medicina y la salud”.
“Llegaba a casa y me desplomaba”
Los primeros días de confinamiento fueron muy duros para todos, incluida Vanessa Conesa, coordinadora de enfermería de Amavir Cartagena. “El equipo ha sido una piña. Todos nos dábamos ánimos y nos hemos sentido muy apoyados entre todos. Pero ahora van saliendo algunas emociones que teníamos dentro”.
Vanessa no quiere pensar en que haya un rebrote. “Lo hemos llevado bastante bien porque aquí no ha llegado tanto como en Madrid. Tomamos las medidas a tiempo y hemos tenido suerte también”.
“He intentado hacerme la fuerte”
Lidia Sánchez, directora de Amavir Alcorcón se considera una persona positiva y siempre intenta buscar soluciones a los problemas pero “según iban pasando los días tuve momentos de desesperación. Al principio me veía muy fuerte para lo que pensaba que venía pero realmente no era consciente”.
Lidia admite que la situación le sobrepasó en algunos momentos. “He llorado mucho pero también he vivido momentos de alegrías con los compañeros”. Después de todos estos meses ahora es aún más consciente de lo que ha vivido. “Es verdad que he intentado hacerme la fuerte durante el proceso porque mucha gente dependía de cómo estuviera yo para seguir adelante, y si yo caía, sentía que no estaba ayudando a toda la gente que estaba dándolo todo todos los días. Sí que noto que lo vivido está ahí y tengo miedo a parar. Ahora me emociono muy fácilmente”.