La llegada del invierno conlleva una bajada de las temperaturas que afecta a nuestro bienestar y salud, y más aún, en el caso de las personas mayores. Con el envejecimiento, el cuerpo experimenta diversos cambios que pueden incidir en la capacidad para adaptarse a las condiciones climáticas.
Por esta razón, las personas mayores requieren de unos cuidados especiales para poder afrontar el frío. Seguir una serie de consejos para afrontar el frío en personas mayores es fundamental para proteger su salud y bienestar durante esta temporada. Asimismo, tener en cuenta las recomendaciones de los expertos resulta crucial para evitar enfermedades cuya incidencia se incrementa en los meses más fríos del año, como es el caso de la gripe o el constipado.
¿Cómo afecta el frío a las personas mayores?
El frío desencadena un descenso de la temperatura corporal media, especialmente, en personas mayores. Como consecuencia, además de aumentar el riesgo de contraer algunas de las enfermedades asociadas al frío, ciertas patologías pueden agravarse.
Por tanto, una de las formas más directas en que el frío afecta a las personas mayores es a través del sistema inmunológico. Con la edad, nuestro sistema inmunológico se debilita, lo que nos hace más susceptibles a enfermedades comunes como la gripe y el resfriado. Además, el frío extremo puede afectar a la capacidad para combatir infecciones, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades graves. En el caso de las personas mayores con problemas de salud crónicos, como enfermedades cardíacas y pulmonares, reumatismo o artrosis, el frío puede agravar estas patologías.
La hipotermia, que consiste en un descenso de la temperatura del cuerpo a niveles peligrosamente bajos, es otra de las complicaciones que pueden experimentar los ancianos. Esto se debe a la disminución natural de la masa muscular y la grasa corporal, fundamentales para mantener el calor del cuerpo, así como a los cambios en la circulación sanguínea y el metabolismo.
No obstante, la vacunación en personas mayores es clave para reducir el riesgo de contraer algunas de estas enfermedades.
H3. Por qué las personas mayores tienen tanto frío
Debido a que el envejecimiento provoca alteraciones en el metabolismo y en el sistema de termorregulación, el cuerpo pierde más calor del que produce. El adelgazamiento de la piel y una mayor sequedad, la pérdida de la grasa subcutánea, la mayor fragilidad capilar y la disminución en la capacidad de transpiración, son algunos de los cambios que experimentan las personas mayores y que afectan a la capacidad de regulación térmica de los receptores cutáneos.
De modo que, como existe una mayor vulnerabilidad a las temperaturas extremas, los adultos mayores suelen tener más frío que el resto.
Consejos para combatir el frío en las personas mayores
Con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, es importante que los ancianos incorporen en su día a día una serie de hábitos para mantener una buena temperatura corporal y evitar algunas enfermedades.
- Seguir una dieta saludable. Los alimentos son nuestra principal fuente de calor y energía, por lo que resulta fundamental mantener una dieta sana y equilibrada. Se recomienda consumir alimentos ricos en vitamina y nutrientes que aporten suficiente energía calórica y proteínas.
- Temperatura adecuada en el hogar. Para evitar alteraciones en la temperatura corporal, se debe mantener el hogar a una temperatura adecuada, entre 20º y 22º. Es aconsejable cerrar las puertas de la habitación en la que el anciano transcurre más tiempo para concentrar el calor, encender la calefacción cuando sea necesario o bajar las persianas si ya no hay sol.
- Protegerse del frío en la calle. Antes de salir a la calle es importante consultar la temperatura del exterior para saber si es necesario abrigarse más o menos. No obstante, se debe evitar una exposición prolongada al frío e intentar no salir aquellos días en los que la temperatura es demasiado baja.
- Llevar ropa apropiada para el frío. Además de llevar prendas que abriguen, se aconseja cubrir las zonas que están más expuestas al frío, como las manos, los pies, la cabeza y el cuello.
- Hacer ejercicio físico. La actividad física aporta calor al cuerpo y ayuda a regular la temperatura corporal. Por ello, es fundamental mantener una rutina activa y realizar ejercicio de forma moderada, como salir a pasear durante las horas de más sol.
- Hidratar correctamente la piel. El frío y el viento resecan la piel y pueden llegar a agrietarla. Para evitarlo, se recomienda utilizar cremas que ayuden a mantener la piel bien hidratada.
Alimentación para combatir el frío
Mantener una buena alimentación es clave en el día a día de cualquier persona; sin embargo, durante el invierno y los meses más fríos, se le debe prestar más atención aún. En este sentido, los expertos recomiendan incorporar en la dieta alimentos cuyo aporte nutricional favorezca la producción de calor y proporcionen vitaminas suficientes:
- Alimentos ricos en vitamina C, que son esenciales para el sistema inmunológico y ayudan a prevenir enfermedades. Frutas como los cítricos (naranjas, limones, mandarinas) y verduras como el brócoli, el pimiento rojo y la coliflor son una excelente fuente de vitamina C.
- Alimentos ricos en vitamina D. La exposición al sol, que es nuestra principal fuente de vitamina D, es menor durante el invierno. Esta vitamina es esencial para la salud ósea y también ayuda a prevenir enfermedades respiratorias. Por lo tanto, es importante incluir en nuestra dieta alimentos ricos en vitamina D, como pescados grasos, que además aportan Omega 3 (salmón, sardinas), huevos y lácteos.
- Alimentos ricos en grasas saludables. Estas grasas, que se encuentran en el aguacate, los frutos secos o el aceite de oliva, son importantes para mantener el cuerpo caliente y protegido durante el invierno.
- Proteínas. Son la base de nuestra alimentación y resultan necesarias para el mantenimiento de músculos y tejidos. Por consiguiente, es importante incluir en las comidas alimentos ricos en proteínas como carnes magras, pescados, legumbres y lácteos.
- Carbohidratos complejos. Los carbohidratos de absorción lenta, como avena, arroz integral, patatas y pan integral, proporcionan energía duradera y ayudan a mantener la temperatura corporal durante más tiempo.
- Líquidos calientes. Tomar infusiones, caldos y sopas no solo ayuda a mantener el cuerpo hidratado, sino que también tiene un efecto inmediato en el calor corporal.
Actividades para mantenerse activo durante el invierno
Mantener una rutina activa es clave para aportar calor al cuerpo, regular la temperatura corporal y fortalecer el sistema inmunológico. Por tanto, a pesar del frío, es aconsejable que, durante el invierno, los adultos mayores realicen actividades físicas que se ajusten a sus preferencias y estado de salud.
Es cierto que, con el frío, las salidas al exterior resultan menos apetecibles, sin embargo, es posible realizar actividades y llevar una vida activa sin necesidad de estar en el exterior. Una de las más fáciles y accesibles es caminar en interiores, ya sea en el hogar, en un centro comercial o cualquier otro lugar cerrado. Otra opción que también ayuda a fortalecer los músculos y mejorar la movilidad, es realizar estiramientos en casa. Las tareas domésticas, como barrer, cocinar o limpiar las ventanas, también son una forma idónea de mantenerse activo durante el invierno.
Además del ejercicio físico, estimular la mente con pasatiempos y juegos es otra alternativa que contribuye a llevar una rutina activa. Existe una gran variedad de opciones: puzles, crucigramas, juegos de mesa, leer, pintar, hacer manualidades, etc.
En el exterior, también existen multitud de opciones para mantenerse activo durante el invierno. Si las condiciones climáticas lo permiten, salir a pasear en las horas de sol, además de ayudar a la movilidad y al fortalecimiento de los músculos, incide positivamente en la salud mental de la persona. Otra posibilidad es realizar actividades físicas suaves o grupales como nadar, practicar yoga y pilates, bailar o asistir a clases en gimnasios adaptados a adultos mayores.
Conclusiones
En definitiva, aunque combatir el frío pueda resultar complicado, hay diversas formas de atenuar sus efectos y evitar que afecte al bienestar de las personas mayores. A través de actividades adaptadas, espacios bien acondicionados y el apoyo necesario, es posible transformar el invierno en una temporada agradable y llena de oportunidades para mantenerse activos y socializar.
En residencias y centros de día Amavir, proporcionamos los cuidados y recursos necesarios para garantizar que nuestros residentes disfruten del invierno y el frío no suponga un problema.