Con el paso de los años pueden producirse una serie de cambios físicos que pueden afectar a nuestra manera de percibir la realidad a través de los sentidos. La presbiacusia (disminución de la audición) o la sordera (pérdida auditiva) constituyen un tipo de sordera que se produce por cambios y alteraciones en el oído interno y que puede suceder como consecuencia de la edad.
Esta alteración de la audición puede provocar una sensación de aislamiento en personas mayores por sordera que limita su capacidad de comunicación e integración. Por ello, a continuación se analizarán las causas por las que la sordera puede generar aislamiento y desconexión en los ancianos, cómo se puede evitar y con qué herramientas contamos en Amavir para ayudar a las familias con estos problemas.
Sordera en personas mayores: ¿Por qué genera aislamiento?
Los últimos datos demográficos reflejan que el crecimiento de la población sorda, y con problemas de audición, es mucho más rápido que el de la población general en España. La tercera edad es la población que mayores índices de discapacidad auditiva presenta, y lo hace de forma proporcional al aumento de la edad.
Así, las mayores cifras de sordera se dan a partir de la franja de 75 a 79 años. En España hay más de 152.000 personas sordas y con discapacidad auditiva de entre 75 a 79 años, cifra que aumenta hasta los 176.000 en la población de 80 a 84 años, y hasta los 194.000 para el período de 85-89 años, según la última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
De este modo, los problemas auditivos pueden dificultar el entender y comprender las palabras de los demás, seguir consejos de un médico, responder a alertas o escuchar el teléfono, el timbre o las alarmas de humo. Además, la pérdida de audición también puede obstaculizar el disfrute de las conversaciones con familiares y amigos, de modo que el adulto mayor pueda protagonizar sentimientos de aislamiento al no poder seguir una conversación.
Al producirse la pérdida de audición de manera gradual, es probable que las personas mayores y sus familiares y cuidadores de su entorno no se den cuenta hasta que no haya perdido una parte importante de su capacidad auditiva.
La pérdida de audición en un determinado porcentaje también puede suponer una patología y un factor de dependencia, así como de sensación de discriminación en distintas situaciones de su vida cotidiana y en diferentes ámbitos.
Cómo evitar el aislamiento social por sordera en adultos mayores
Podemos notar que el proceso de pérdida de audición ha comenzado cuando nos damos cuenta de que nuestros mayores responden a algo que no se les ha preguntado o cuando debemos repetirles muchas veces la misma explicación.
Cuando aparecen estos primeros síntomas, los mayores tienden a aislarse en sus silencios y pueden dejar de participar en conversaciones por falta de interacción y de comprensión de los demás.
En ocasiones, estos silencios suelen ir acompañados de un zumbido en los oídos, que les limita aún más la capacidad de comunicación e incrementa de forma adicional esa sensación de aislamiento. En este aspecto, resulta especialmente importante evitar el aislamiento y los efectos negativos de la pérdida de audición y conocer cómo prevenir la sensación de soledad en las personas mayores.
Para evitar que suceda esto, la población cuenta con audífonos y otros dispositivos para la sordera que ayudan a la comunicación. En el uso de estas herramientas, es importante que el interlocutor hable siempre de frente a la persona, alto y claro pero sin gritar, tendiendo siempre hacia los tonos más graves, acompañando las palabras con gestos y expresiones no verbales y evitando conversaciones cruzadas y/o ruido de fondo.
Asimismo, promover la participación del adulto mayor en actividades socioculturales, talleres y terapias en grupo constituye otro factor de impulso para el fomento de las relaciones con su entorno. En este sentido, son realmente útiles las estancias temporales en las residencias de mayores, que aportan numerosas ventajas.
Cómo podemos ayudarte desde las residencias Amavir
De este modo, desde las residencias Amavir consideramos que un trato cercano, cariñoso y repleto de estímulos directos y ambientales puede conseguir que los adultos mayores con sordera o discapacidad auditiva mantengan alejado ese sentimiento de aislamiento y discriminación, y puedan sentirse realmente como en casa.
Esta es una de las múltiples ventajas de vivir en una residencia para mayores: el estar rodeado de familia, amigos y de profesionales que hacen que nuestra calidad de vida y salud sea su máxima prioridad.
En definitiva, gracias a una atención personalizada y profesional, teniendo en cuenta las necesidades personales y la autonomía y el bienestar emocional, los residentes podrán sentirse integrados en el entorno y favorecer una continua interacción con sus convivientes, disfrutando de sus actividades diarias y sintiéndose plenamente desarrollados en una etapa más de la vida.