Es parte de la vida. Así como hay momentos de felicidad, también en el día a día nos encontramos con situaciones que nos hacen enfadar. Sin embargo, para una persona mayor un enfado puede tener repercusiones mucho más serias de las que creemos.
Recientes investigaciones sugieren que estas “experiencias emocionales negativas” pueden tener efectos en la salud física de una persona en edad adulta. Consecuencias incluso más fuertes y dañinas que las que podría generar la tristeza y que perduran a lo largo del tiempo.
Concretamente, un estudio de la Universidad de Concordia, en Canadá, sugiere que es el enfado, y no la tristeza, lo que más daño podría hacer al cuerpo, especialmente en personas mayores.
De acuerdo con la investigación, enfrentar de manera constante situaciones de enfado podría aumentar la posibilidad de sufrir enfermedades crónicas en personas de 80 años o más. Una persona fácilmente irritable podría tener mayor probabilidad de sufrir cáncer, artritis y enfermedades cardíacas que otra con una disposición distinta a las situaciones complicadas.
Es cierto que la salud emocional está íntimamente relacionada con la salud física en todas las etapas de la vida, pero es en la ancianidad cuando más efectos negativos podría tener un sentimiento sobre el organismo.
De aquí la importancia de ofrecer cursos y terapias a los adultos mayores para que aprendan a manejar esas situaciones difíciles que podrían producir esa sensación de enfado que puede resultar tan dañina para la salud.
No se trata solamente de evitar que las personas mayores enfrenten ese tipo de situaciones negativas, algo que por supuesto sería lo ideal; sin embargo, dado que esto no siempre es posible y los momentos difíciles, como bien decíamos al inicio, son parte de la vida, se necesita aprender a afrontarlos de tal manera que sus consecuencias se logren minimizar.
Con las herramientas y con la ayuda adecuadas, una persona puede llegar a aprender a regular sus emociones y manejar esos cambios que inevitablemente forman parte de la realidad en el proceso del envejecimiento.
En las residencias Amavir entendemos la importancia que esa salud emocional tiene para la salud física de un adulto mayor y por eso nos esforzamos día a día en hacerlos felices, en reducir al mínimo las situaciones negativas que deben enfrentar, pero también nos preocupamos porque tengan los conocimientos necesarios que les permitan tener esa inteligencia emocional que pasa a ser un elemento clave para su vida.