La soledad no deseada en mayores representa un fenómeno social que afecta cada vez a más personas en Europa y especialmente en España. Este problema, además de suponer una fuente de sufrimiento para las personas y limitar su derecho de participación en la sociedad, conlleva consecuencias negativas para su salud y bienestar y, en consecuencia, unos costeos sociales y económicos muy elevados.
La importancia de este problema radica en reconocer que la salud integral de los mayores no solo depende de la atención médica, sino también de su bienestar emocional y social.
Qué es la soledad no deseada en mayores
La soledad no deseada es la percepción de que las relaciones interpersonales que mantenemos son insuficientes o no son de la calidad o intensidad que desearíamos que fueran. Hablamos de soledad no deseada cuando esta situación no se escoge, sino que se impone a pesar de nuestra voluntad y perdura en el tiempo, pudiendo afectar a nuestro bienestar y estado de salud. Se trata de un sentimiento que padecen muchas personas mayores y que puede generar consecuencias negativas sobre su calidad de vida o salud.
En España, se estima que un 13,4 % de las personas sufre soledad no deseada, según el estudio El coste de la soledad no deseada en España, realizado en 2023 por SoledadES: Observatorio Estatal de Soledad No Deseada, en colaboración con ONCE y Nextdoor. Los datos reflejados en este informe también señalan que este fenómeno social es sufrido desde edades muy tempranas, ya que casi el 22 % de la población juvenil de entre 16 y 24 años siente soledad no deseada.
Sin embargo, esta incidencia aumenta en la población mayor. Así, el 39 % de las personas mayores de 65 años presentan soledad emocional, según otro estudio de La Caixa, siendo mayor la proporción de mujeres que de hombres.
En este sentido, es importante diferenciar entre soledad no deseada y aislamiento social. Este último se identifica con la falta sustancial de contactos sociales que puede medirse de manera objetiva. Sin embargo, la soledad no deseada implica una evaluación de indicadores desde un punto de vista subjetivo.
Importancia e impacto en la salud física y mental de los mayores
La soledad no deseada puede afectar a nuestra salud, ya que con cierta frecuencia incide en nuestras rutinas de autocuidado (sedentarismo, tabaquismo, dieta poco sana, horarios desajustados…). La discrepancia entre las relaciones sociales que se desean tener y las que realmente se tienen produce una situación desagradable que puede impactar directamente en el bienestar físico, social y psicológico.
Algunos estudios universitarios de ámbito nacional sugieren que la soledad no deseada contribuye a los síntomas de depresión y a los trastornos del sueño en las personas mayores. También es común relacionar casos de personas mayores con una autoevaluación pesimista de su salud, a menudo deprimidas o con problemas emocionales, con mayores riesgos de mortalidad y de padecer demencias.
Por otro lado, episodios de soledad emocional pueden desembocar también en problemas de hostilidad, resentimiento, tristeza y ansiedad, que a su vez reactivan mecanismos neurobiológicos que pueden dañar la emoción, cognición y conductas de salud, como riesgo a adicciones y peor calidad del sueño.
Factores que contribuyen a la soledad no deseada en personas mayores
El envejecimiento de la población puede acentuar situaciones de soledad no deseada en la tercera y cuarta edad, pero existen otros factores sociales y estructurales que contribuyen a su aumento
- Cambios en el estilo de vida. El fin de la etapa adulta, la jubilación y el cese de obligaciones laborales puede implicar una reducción de actividades que comúnmente implican contacto e interacción con personas de nuestro alrededor. Por ello, es importante fomentar un estilo de vida saludable y un envejecimiento activo, donde el mayor salga con frecuencia de casa y donde se desenvuelva en diferentes actividades lúdico-deportivas y educativas para no perder el contacto con el exterior.
- Una sociedad cada vez más individualista. Aunque la predisposición individual es determinante para combatir la soledad no deseada, la globalización y la evolución y transformación de las sociedades en que convivimos no ayudan a prevenir esta soledad no deseada. Así, el vertiginoso crecimiento de las ciudades, el aumento de hogares unipersonales, la despoblación del medio rural y los hábitos de consumo cada vez más individualistas y con conexiones en remoto pueden incidir en un aumento considerable de las situaciones en que nuestros mayores se sienten apartados del medio social en el que han crecido.
- Calidad de las relaciones sociales. Desde la etapa adulta, las personas se vuelven más selectivas con sus redes sociales y mantienen contactos solo con las personas que consideran emocionalmente significativas. Así, las redes de relaciones sociales de las personas mayores son más pequeñas y los contactos menos frecuentes, pero son de mayor calidad emocional.
- Duelo. Los diferentes procesos de duelo en la vejez pueden dar pie o complicar una situación en la que el adulto se vea solo o aislado de su círculo social más próximo. Esta sensación puede comportar cambios emocionales y conductuales que agraven el aislamiento y la reducción del contacto con el entorno más cercano, incluso con el resto de los familiares que sí viven todavía.
- Estrategias y habilidades sociales. Las estrategias que las personas mayores apliquen para gestionar su sentimiento de soledad pueden ser muy variadas y tener diferentes resultados. Si practican un estilo proactivo y mantienen una visión positiva de su vida, tomarán la iniciativa y harán todo lo posible por salir de esa sensación de aislamiento, aumentando la actividad fuera del hogar, participando en proyectos y actividades de contacto con los demás. Por el contrario, si llevan a cabo un estilo pasivo y piensan que no hay solución y que solo es resultado de la vejez, no solo verán que su situación no mejora, sino que va cada vez irá a más.
Efectos específicos en la salud que la soledad provoca en las personas mayores
La soledad no deseada en personas mayores es un problema creciente en nuestra sociedad, que va más allá de la simple falta de compañía. Se trata de un sentimiento de aislamiento y desconexión social que puede tener graves consecuencias para la salud física y mental de nuestros mayores.
Impacto en la salud física
La soledad no deseada no es solo un problema emocional, sino que también puede afectar directamente al cuerpo. Diversos estudios han demostrado que las personas mayores que experimentan soledad crónica tienen un mayor riesgo de:
- Enfermedades cardiovasculares: La soledad aumenta el riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
- Deterioro cognitivo: La falta de interacción social puede acelerar el deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer.
- Sistema inmunológico debilitado: La soledad crónica debilita el sistema inmunológico, haciendo que las personas mayores sean más vulnerables a infecciones y enfermedades.
- Problemas de sueño: La soledad puede provocar insomnio y otros trastornos del sueño, lo que a su vez afecta negativamente a la salud en general.
- Comportamientos poco saludables: Las personas que se sienten solas tienden a adoptar hábitos poco saludables, como una mala alimentación, sedentarismo y consumo de alcohol o tabaco, lo que agrava aún más los problemas de salud.
Impacto en la salud mental
La soledad no deseada también tiene un profundo impacto en la salud mental de las personas mayores. La falta de conexión social puede llevar a:
- Depresión: La soledad es uno de los principales factores de riesgo para la depresión en personas mayores.
- Ansiedad: El sentimiento de aislamiento y la preocupación por el futuro pueden generar altos niveles de ansiedad.
- Baja autoestima: La soledad puede hacer que las personas se sientan menos valiosas y menos capaces de afrontar los retos de la vida.
- Pensamientos suicidas: En casos extremos, la soledad puede llevar a pensamientos e incluso intentos de suicidio.
¿Cómo combatir la soledad no deseada?
La soledad no deseada en personas mayores es un problema complejo, pero no inevitable. Existen diversas estrategias para combatirla, como fomentar la participación en actividades sociales, promover el voluntariado, fortalecer las redes de apoyo familiar y comunitario, y ofrecer terapias psicológicas y de apoyo emocional.
Es fundamental que la sociedad tome conciencia de la magnitud de este problema y trabaje conjuntamente para garantizar que nuestros mayores disfruten de una vida plena y saludable, rodeados de afecto y compañía.
¿Cómo combatir la soledad no deseada en personas mayores?
Abordar la soledad no deseada en las personas mayores requiere de un enfoque integral y de una implicación multidisciplinar, una combinación en la que podemos encontrar una serie de actividades y estrategias que nos pueden ayudar a fomentar la inclusión social en la vejez y a prevenir o erradicar la soledad no deseada en personas mayores:
– Actividades recreativas y de entrenamiento cognitivo. Las actividades que implican mayores relaciones sociales y las que se dirigen al entrenamiento físico y cognitivo de las personas mayores son herramientas de gran utilidad para paliar este problema social. Además, las intervenciones grupales, con actividades de apoyo y educativas, son las más eficaces.
– Redes de apoyo comunitario. La construcción e interrelación con las redes de apoyo del entorno constituye otra medida eficaz para combatir la soledad no deseada. Así, la colaboración entre ciudadanía, recursos técnicos y profesionales y Administraciones públicas favorece intervenciones satisfactorias y beneficiosas para cualquier situación de sentimiento de aislamiento social. Por ejemplo, en los centros municipales se organizan talleres, cursos y actividades de salud comunitaria, voluntariado, excursiones culturales, etc.
– Voluntariado intergeneracional y entre iguales. Los proyectos de voluntariado, a través de redes y servicios municipales o de entidades o asociaciones de ciudadanos, implican un aumento de contacto y redes sociales que benefician a nuestros mayores, les hacen sentirse útiles e implicados con los problemas sociales, y les ayudan a compartir sus preocupaciones con los demás. Si además de esas acciones, se desarrollan con jóvenes y niños, el beneficio es múltiple.
– Terapias asistidas con animales y hortoterapia. En las residencias de mayores se llevan a cabo numerosas estrategias para dar solución efectiva a la soledad de las personas mayores. Dos actividades muy demandadas y con una gran aceptación y nivel de implicación son las terapias asistidas con animales y la hortoterapia, con el huerto urbano que desarrollan muchos residentes de los centros.
– Salas de reminiscencia. Los centros de día y residencias también adecúan espacios específicos con elementos decorativos, muebles y diferentes utensilios para recrear la vida de los hogares de hace décadas. En estos espacios se crean redes de mayores que comparten sus recuerdos y sus estilos de vida pasados, implicando también a las nuevas generaciones y comprobando las diferencias con el paso del tiempo.
Las residencias de mayores Amavir contra la soledad no deseada
En este contexto, las residencias Amavir destacan como un ejemplo en la lucha contra la soledad no deseada en personas mayores. Con un enfoque centrado en el bienestar integral, nuestros centros ofrecen programas y actividades diseñados para fomentar la interacción social, estimular la mente y promover un envejecimiento activo. El personal se dedica a crear un ambiente cálido y acogedor, donde cada residente se sienta parte de una comunidad vibrante.
Al abordar la soledad no deseada de manera proactiva, las residencias Amavir se comprometen a mejorar la calidad de vida de los mayores y a construir puentes que rompan el aislamiento, promoviendo así un envejecimiento saludable y feliz.
En definitiva, nuestro conjunto de planes y estrategias para combatir la soledad no deseada crea una cadena de valor necesaria y beneficiosa para erradicar este fenómeno social a todos los niveles.