“Mi accidente se produjo cuando yo tenía 21 años. Hacía una vida normal como cualquier persona. Trabajaba y practicaba deporte. Y de repente vino el accidente y se truncó toda mi historia, y tuve que afrontar la vida de otra manera. Muy distinta”. Así comienza el relato de su vida Josep Sabaté, de 73 años y residente en Amavir Horta, quien nos cuenta cómo le cambió la vida al quedarse parapléjico con tan solo 21 años.
Josep, como buen amante del deporte, jugaba en el equipo de voleibol de la universidad. La progresión del grupo lo llevó a la primera división, gracias a la cuál pudo viajar por toda España compitiendo a nivel nacional. Josep destacaba y fue seleccionado para jugar en el equipo nacional de voleibol en la categoría sub-21, aunque, desafortunadamente, nunca llegó a debutar con el equipo, ya que la vida le sorprendió con un duro golpe. “Íbamos cuatro amigos en un coche y, en una recta, el coche no frenó y siguió recto cuando venía la primera curva y saltamos un terraplén, dos o tres metros. El coche quedó boca arriba y todos salieron por su propio pie menos yo, que quedé dentro”, explica.
De las cuatro personas que viajaban en el coche, Josep se llevó la peor parte: “Mis amigos me decían: “tienes que salir de aquí”, y yo les decía: “no puedo si no me ayudáis”. Yo sentía las piernas como si fueran de corcho, como si fueran mucho más gruesas de lo habitual. Francamente no sabía qué me estaba ocurriendo”. No fue hasta que llegó al hospital que Josep se dio cuenta de la gravedad del asunto: se había quedado parapléjico.
Josep afirma que, a pesar de que la persona que conducía el coche cuando tuvieron el accidente no era una experta, nunca se le ha ocurrido recriminarle nada, ni siquiera le guarda rencor. Para él fue un shock grande, pero, a diferencia de otras personas, nunca se desesperó: “si me dicen antes del accidente que lo voy a tener, en primer lugar, diría que me suicidaría si me ocurriese algo así. Pero no opté por esa opción”.
Tampoco lo tuvo fácil al inicio de su relación con su mujer, quien se enamoró de su fortaleza y de sus ganas de vivir y de salir adelante: “En un pueblo de 3.000 habitantes, no se salía de allí y la gente me decía: “¿cómo puedes ir con un chico así?”. Mi madre me decía: “a este chico no le hagas coger ilusiones”. Además, al principio pensaban que no podrían tener hijos, así que llegaron a plantearse la adopción, pero por suerte pudieron traer al mundo a sus dos hijos.
Su accidente nunca fue un impedimento para seguir practicando deporte. Josep llegó a jugar en la selección española de baloncesto en silla de ruedas, con la que compitió a nivel europeo y mundial e, incluso, fue capitán del equipo en los juegos paralímpicos de Canadá y de Alemania. También se aficionó al tenis de mesa, disciplina con la que ganó cinco campeonatos de España en seis años, y al atletismo, llegando a ser campeón de España en 1.500 metros. Consiguió cinco medallas de oro, tres en jabalina y dos en disco. Josep no pudo debutar con el equipo nacional de voleibol sub-21, pero a cambio se convirtió en todo un triunfador en numerosas disciplinas. El que está destinado a ser campeón lo acaba siendo antes o después.
Gracias al deporte, Josep ha vivido una de las experiencias más importantes de su vida: “Uno de los momentos emotivos que más he vivido fue cuando llevé la antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, y luego también la bandera paralímpica en el estadio olímpico de Barcelona”.
A pesar del duro golpe que le dio la vida cuando aún era muy joven, Josep ha sabido reponerse y superar los inconvenientes que se le han ido presentando. Su accidente no le frenó en ningún momento, sino que más bien le impulsó a luchar por salir adelante: “Esta vida me ha demostrado que lamentarte de tu situación no te ayuda a resolverla, y entonces yo creo que lo importante es intentar seguir adelante, con unas limitaciones, pero hasta donde puedas llegar. Y no he envidiado nunca a nadie porque ande mejor que yo o pueda hacer más actividades que yo. Me he limitado a adaptarme a lo que tengo”.
Enseñanzas de vida
#UnaVidaQueJugar es el nuevo vídeo de #LaExperienciaEsUnGrado, un proyecto lanzado por Amavir que ensalza la experiencia de nuestros mayores y sus lecciones de vida. A través del canal de Youtube del Grupo de Residencias Amavir, los residentes y usuarios de los Centros de Día cuentan sus vivencias y experiencias en la vida. En las redes sociales de Amavir, los seguidores podrán compartir sus experiencias personales o de amigos y familiares a través del hashtag del vídeo, en esta ocasión #UnaVidaQueJugar.